El final del COACHING es LA ACCIÓN

Sin duda, todo proceso de Coaching no tendrá efectos si no se propone y se insta a la acción. La puesta en marcha de acciones por parte del cliente son necesarias para llevar a cabo el proceso de cambio que desea a nivel de comportamientos.

La acción es fundamental, puesto que afianza expectativas y promueve el aprendizaje, la acción implica resultados, los resultados implican feedback, y éste aprendizaje (y a partir de aquí la mejora de habilidades o consecución de resultados). Se habla pues de un APRENDIZAJE a partir de la ACCIÓN.

Uno de los “enemigos” de la misma acción es la POSTERGACIÓN, un hábito no saludable, consistente en dejar para otro momento algo que es importante hacer “ahora”. El papel del coach será detectar qué aspectos el cliente posterga, y acompañarle a la toma de conciencia y a su puesta en acción.

La postergación viene causada porque:

1. La tarea, trabajo o deber, no nos gusta.
2. No sabemos resolver la situación.
3. La tarea es demasiado extensa y no sabemos cómo comenzar.
4. Por falta de tiempo.

¿Cómo pasar a la acción y evitar la postergación?

Es importante recordar lo que Aristóteles decía acerca de los hábitos… “Somos lo que hacemos día a día, por lo que la excelencia no es un acto sino un hábito”.

De aquí se desprende que la diferencia en ocasiones entre el “éxito” y lo contrario, está en los hábitos adquiridos y automatizados, y esto requiere de un entrenamiento y una preparación mental adecuada (se trata pues de una habilidad más, el hecho de priorizar tareas importantes, etc…).

Este entrenamiento se basará en la práctica y la repetición de acciones potenciadoras.

Acciones propuestas para evitar la postergación y “animar” a la acción:

1- Tener claro el Objetivo.

“Escribir una lista con 10 objetivos a conseguir en un plazo determinado, y redactarlos como si se estuviera ya en dicho momento, y se hubiera conseguido dichos objetivos (usar el tiempo presente y primera persona para que se integre de una forma más sencilla). Posteriormente seleccionar aquél objetivo que de lograrlo aportaría más a uno mismo y escribirlo en otra hoja diferente con todo tipo de detalle. Sobre dicha hoja, escribir también un plan de acción que acerque a su consecución, con fechas y plazos.

Un aspecto importante es definir al máximo el objetivo a conseguir (lo que requerirá de un amplio conocimiento del mismo), así como del plan de acción.

2- Planificar:

Supone establecer un plan temporal y de acciones para cada objetivo, pero sobre todo incluir dichas acciones en la AGENDA usada por cada persona (física o mental) de forma que se cree el espacio para su desarrollo. En caso de haber varios objetivos intermedios, fundamental establecer acciones para cada uno y si fuera difícil hacerlo de ésta manera, empezar por el futuro y de ahí al presente (es decir partir del momento en el que se ha conseguido el objetivo y retroceder hacia el momento presente).

3- Elegir el sapo…y ¡comérselo!

Esta expresión conlleva el significado de decidir cuál es la acción cada día que menos apetece hacer, la más difícil, … es decir la que se suele postergar, y “autoimponerse” hacerla la primera de todas.

4- Método ABCDE.

Determinar entre todas las acciones a llevar a cabo y por orden de importancia, cuales son más importantes y ordenarlas por (ABCDE), e incluso si una tarea implica subtareas, ordenarlas con dígitos dentro de la categoría (A1, A2, …) de forma que se tenga claro cuáles son las acciones a llevar a cabo primero y consecutivamente cuáles serán las siguientes.

5- Centrarse en resultados clave (Pareto).

Tomando como referencia el principio de Pareto (el 20% de las acciones generan el 80% de los resultados), se trataría de analizar qué tareas son las que están dentro de ese 20% para que sean las primeras a llevar a cabo. Serán las áreas clave de ejecución y han de ser tareas que estén bajo la influencia a de uno mismo.

6- Postergación creativa.

Consiste en decidir qué acciones no se van a llevar a cabo o se van a dejar de forma intencionada para otro momento y para eso se practicará el “pensamiento de base cero” en todos los aspectos de nuestra vida preguntándonos:
“Si aún no estuviera haciendo esto, sabiendo lo que ahora sé, ¿lo volvería a hacer hoy?”. Si hay algo que no se empezaría hoy, sabiendo lo que ahora se sabe, se le aplicará la postergación creativa.

7- Eliminar cuellos de botella.

Tomar consciencia de qué acciones “suponen” un bloqueo a la consecución de los objetivos, es decir, qué acciones son cuellos de botella en el camino hacia las metas, para analizarlas y buscar medidas que ayuden a “descongestionarlas”.

8-  Loncha a loncha.

“¿Cómo se come un ratón a un elefante? … loncha a loncha”.
Implica fragmentar una acción de gran envergadura, en otras más “livianas” para que se facilite la puesta en marcha.

9- Priorización efectiva.

Establecer realmente cuáles son las prioridades claras, empezando de inmediato por la tarea más importante y llevarla a cabo hasta que esté ejecutada en un 100%.

El plan de acción

La importancia de la acción como ya se ha repetido en varias ocasiones, se plasma en el Coaching, con la elaboración del plan de acción tras cada sesión, siendo una de las fases fundamentales del proceso de coaching pues es aquella en la que el compromiso del cliente con su objetivo se pone de manifiesto de manera más evidente o inmediata y porque es cuando el cliente se moviliza hacia su objetivo.
A la hora de diseñar un plan de acción se debe evitar confundir la planificación con la actuación. Se puede planificar una y otra vez, sin sentirnos preparados para la acción.
La planificación precede a la acción y la hace eficaz, no la sustituye.

Todo es perfecto para sanarte y abrirte a un infinito mundo de posibilidades. La vida es pura belleza. Te reencontrarás plenamente contigo cuando dejes de pensar que necesitas algo fuera. Cuando dejes de buscar, cuando estés plenamente en tu centro. Cuando encuentres tu propio AMOR.

De dentro hacia fuera…

Hasta pronto.

Edu Muñoz – Coaching en Valencia

www.CoachingEnValencia.es