Estar feliz solo es lo más parecido a la auténtica LIBERTAD.

Sí, llega un día que ocurre. Decides aprender a amarte, y para poder amarte a ti mismo te das cuenta que es necesaria la soledad.

Soledad elegida, autoimpuesta y necesaria. Una soledad desde la libertad personal, desde el decir NO a cualquier oportunidad o relación que se presente. Una soledad elegida en aras del autodescubrimiento y de la sanación interior. Un movimiento que haces de modo intuitivo y que supone un paso gigante en tu camino.

Y entonces decides tomar una decisión muy sabia: asumes que no te relacionas bien con el sexo opuesto sin saber muy bien por qué; decides que vas a estar 6 meses sin estar sentimental ni sexualmente con nadie, 6 meses sin buscar, sin necesitar, haciendo solo lo que te apetece sin que tenga que ver el sexo opuesto en ninguna de tus decisiones.

Poco a poco comienzas a conocerte de verdad, y como no hay nadie de quién preocuparse a nivel romántico, comienzas a preocuparte por ti. Es un bonito proceso de crecimiento e introspección.

De pronto, casi sin darte cuenta ya no te molesta estar solo, haces las cosas que te gustan con amigos o con familia, tienes tiempo para estudiar, hacer tu deporte favorito, hacer aquellas cosas que tenías olvidadas y que siempre estuvieron ahí o te replanteas tu futuro profesional, tu forma de vida, etc.  A veces intentamos agradar tanto a los demás, que nos olvidamos de querernos a nosotros mismos.

Poco a poco vas conectando contigo mismo, aprendes a quererte: aprendes a a reconocer tus necesidades y a satisfacerlas.

Cuando te quieres dar cuenta eres feliz sin compañía: estar feliz solo es lo más parecido a la auténtica LIBERTAD.

Todo es perfecto para sanarte y abrirte a un infinito mundo de posibilidades. La vida es pura belleza. Te reencontrarás plenamente cuando dejes de pensar que necesitas algo fuera. Cuando dejes de buscar, cuando estés plenamente en tu centro. Cuando encuentres tu propio AMOR.

Hasta pronto.

Edu Muñoz (Coaching en Valencia)

www.CoachingEnValencia.es