La importancia de «escuchar» para SER FELIZ

Escuchar de verdad es quizás una de las herramientas más importantes para mejorar las relaciones personales y profesionales. Una buena escucha, nos reportará una felicidad día a día.

Estas son algunas características importantes que no debemos olvidar:

a) Escuchar y oír NO son la misma cosa:

Oír es un proceso fisiológico que sucede cuando nuestros órganos
de la audición recogen una serie de vibraciones que son transmitidas a
nuestro cerebro. Oír no está bajo nuestro control voluntario, sucede lo
queramos o no, ya que nuestros oídos continuamente recogen los
sonidos de nuestro entorno y los transmiten al cerebro. En el momento
de leer este párrafo estas oyendo algún tipo de sonido procedente de tu
entorno, aunque puede que no le estés prestando atención por estar
concentrado/a en la lectura.
Escuchar no es un proceso automático; tiene lugar cuando
nuestro cerebro reconstruye los impulsos electromagnéticos y forma
una representación del sonido original, a la que se le asigna un
significado determinado. Este es un proceso psicológico que requiere
de voluntad y esfuerzo consciente; apertura y disposición de
encuentro con el otro. Muchas personas creen que están escuchando
cuando en realidad están simplemente oyendo sonidos.

b) Escuchar NO es un proceso natural, requiere ESFUERZO Y COMPROMISO:

A veces se piensa que escuchar es una función como respirar,
dormir, comer…, no necesita ser aprendida porque la persona lo hace
por si misma conforme va madurando, sin ningún entrenamiento.
Pero no podemos más que rendirnos a la evidencia de que todos
nacemos con dos orejas, pero no todos sabemos escuchar de verdad. La
idea de que es solo un proceso natural se refleja, como decíamos más
arriba, en la poca atención que se le presta en el aprendizaje de las
habilidades comunicativas.

c) Escuchar NO es esperar a que el otro termine de hablar:

Con frecuencia se entiende escuchar como esperar nuestro turno
para hablar. En consonancia con las anteriores ideas erróneas, nos
limitamos a poner la oreja y guardar silencio, despreocupándonos del
esfuerzo psicológico que requiere una buena escucha. Es más, cuando
pensamos que escuchar es solo guardar silencio, solemos aprovechar
ese tiempo para pensar qué vamos a decir a continuación, por lo que
nuestra escucha es aún más desastrosa. Y a menudo nos alteramos si
nos reprochan ser mal escuchadores y decimos “¡yo sí que te he
escuchado!”, cuando en realidad tan sólo podríamos decir “no te he
interrumpido”.

Por último, comentar que muchos autores afirman que la calidad de tu vida viene en gran medida por la calidad de tus relaciones. No es de extrañar que el primer paso para unas buenas relaciones sea ESCUCHAR puesto que generará un impacto muy positivo en ellas.

Edu Muñoz (Coaching en Valencia)

http://www.coachingenvalencia.es